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sábado, 22 de septiembre de 2012

Los operadores se pronuncian contra la nueva tarjeta SIM del iPhone 5


Todo cambio es incómodo, pero algunos trastornan más que otros. La opinión es compartida estos días por la práctica totalidad de los operadores de móviles, que ya se ha pronunciado en voz baja contra la tarjeta SIM del futuro iPhone 5. "Representa un trastorno logístico para el conjunto del sector, además de generar molestias a los usuarios", indican de forma confidencial.

El origen de la controversia es la denominada NanoSIM, un microchip insertado en una tarjeta de plástico (cloruro de polivinilo) que es un 40% más pequeño y con menos grosor que la microSIM.

El suministro y la distribución por parte de los principales operadores de móviles están garantizados, según aseguran las propias compañías, con unos pedidos que confían responder a la demanda de iPhones 5. Por el contrario, algunos de los más destacados operadores móviles virtuales se están encontrando con problemas de suministro. "Los principales fabricantes de tarjetas SIM homologados por Apple, como la Gemalto, no dan respuesta a la desbordante demanda de tarjetas de los operadores de todo el mundo", explicaron ayer a elEconomista fuentes del sector.

El estándar de la NanoSIM fue aprobado el pasado 1 junio por la Etsi (European Telecommunications Standards Institute), con la promesa de que Apple compartiría su patente de forma gratuita con todos los jugadores del sector. No obstante, fabricantes como Samsung o Nokia, que ya han incorporado a sus smartphones la microSIM, aseguran que seguirán produciendo móviles al margen del formato NanoSIM. Pese a que estas tarjetas tienen unas dimensiones de 12,3x8,8x0,67 mm, el receptáculo del iPhone 5 es sensiblemente mayor, precaución que adoptó Apple frente al supuesto de que la Etsi no hubiera aprobado su nuevo estándar.

Representantes de la industria del móvil consultados por este periódico opinaron ayer que la introducción de un nuevo formato de la tarjeta SIM supone "un problema añadido a la logística que representa un lanzamiento de un terminal nuevo de Apple, además de un gasto adicional, tanto para las operadoras de telefonía como para los clientes".

Según el sector, "todo esto obliga a cambiar la anterior, con un gasto de unos seis euros por unidad, además de la incomodidad de no poder utilizar esa SIM en ningún otro dispositivo... por ahora.

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